lunes, 28 de mayo de 2007

Qué pasó ayer en Galicia?

Pues lo de siempre. Todos ganaron y todos perdieron (unos más que otros).

Los gallegos, hartos de mayorías que hacen lo que les sale del nabo, decidieron que si alguien quiere especular y forrarse, al menos que reparta, que no es lo mismo que un cacique del PP se embolse todas las licencias de construcción a que un alcalde socialista tenga que repartir el pastel con el teniente del Bloque.

El Pepito ganó y subió ¿Y?. Es que hay que ser gilipollas: "Esh que shacamos más concejales que el shegundo" ¿Y de qué te vale, mamón, si tienes a todos los demás en tu contra? Alguien debería enseñarles a sumar.

El mensaje para la izquierda también está claro: lo estáis haciendo mal y si ganáis es sólo porque la alternativa es peor. Así que a ponerse las pilas cojones.

Ahora os voy a contar el cuento de Pepito.

Pepito era un niño de 3 años de edad (mental), altivo, orgulloso y dictatorial que todos los días salía al recreo con sus 13 compañeros de clase. Pepito tenía en su pandilla a 6 matones que aterrorizaban a los demás en el patio. Un día Pepito salió al patio, cogió la pelota y dijo: "Vamosh a jugá ar fuzbol y gano yo". Pero ese día nadie acudió a la llamada de Pepito. Miró a su alrededor y vio a un grupo de 4 niños hablando con otro grupo de 3. Se acercó a ellos con sus amigos y les dijo: "Osh dije que íbamos a jugar al fuzgol y que ganaba yo". Los niños miraron a pepito y a su banda y contaron, contaron y contaron... Al final uno de ellos se encaró y dijo: "No. Pepito. A tu banda le falta un miembro y ahora sois sólo 6 y nosotros somos 4 y nuestros amigos 3, con lo que ahora somos 7 contra 6, así que vamos a jugar al baloncesto y tú no vienes". Los niños, crueles ellos, se fueron a jugar al baloncesto mientras Pepito se quedaba mirando desde un frío banco de piedra...

Moraleja: si te peleas con todo el mundo, que no te extrañe que nadie quiera jugar contigo en el recreo.

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